
Llegó la primavera y con ella los días se alargan y empezamos a salir, a desabrigarnos y a exponernos al sol. Este sol que tanto nos enamora pero con el que debemos tener precaución, en especial con los más pequeños.
La piel de los niños es más vulnerable al sol que la de los adultos. De hecho, la mayor parte del daño provocado por los rayos UV sucede durante la infancia y la adolescencia. Es importante recordar que la exposición a los rayos UV no solo la tenemos en la playa, sino en todas las actividades al aire libre: el patio del colegio, el parque, las colonias, los paseos, cuando practican deporte… Además, no hay que olvidarse que la radiación UV también atraviesa las nubes, así que aunque el día se presente nublado no podemos confiarnos.
En el caso de los bebés, las diferencias con la piel adulta aun son mayores. Por ejemplo, los bebés tienen un nivel muy bajo de sebo, que se irá regularizando a lo largo del primer año. Durante este tiempo, esta piel será mucho más seca y quebradiza. A su vez, la piel de los bebés no produce tanta cantidad de melanina como en los adultos, por ello los daños durante la exposición al sol pueden ser mucho más agresivos. En tan solo 10 minutos de exposición solar directa se puede dañar la piel.
¿Cómo podemos proteger adecuadamente a los bebés y niños del sol?
A continuación indicamos cuáles son las principales medidas de prevención para disfrutar del sol y de las actividades al aire libre sin riesgo.
- Los bebés y los niños menores de 3 años no deberían exponerse nunca directamente al sol. Su piel es demasiado delicada e inmadura y tienen un mayor riesgo de sufrir quemaduras, golpes de calor, insolaciones…. Así que busca lugares frescos y a la sombra. Vístelo con ropa cómoda, preferiblemente de algodón y de colores claros, que cubra sus brazos y piernas. También utiliza gorros o sombreros para proteger su cabeza y su cara. Y no olvides un protector solar de amplio espectro para manos, cara y pies.
- Ofrece con frecuencia líquidos, en especial agua, aunque no te la pida. De esta forma evitas que tu pequeño se deshidrate.
- Evita el sol en las horas centrales del día, entre las 12.00 y las 16.00 horas. Durante este tiempo el sol es más intenso y dañino.
- Utiliza gafas de sol para proteger sus ojos de las radiaciones solares. La utilización de gafas de protección solar evita la aparición de problemas oculares en el futuro. Las lentes deben estar homologadas y los cristales filtrar al menos el 90% de los rayos UVA y UVB.
- Para niños mayores de 3 años, más preparados para la exposición al sol, aplica crema de protección solar con un factor de protección alto (30, 40 o pantalla total) como los protectores solares de The Natural One, que además no contienen ni perfumes ni colorantes. Y recuerda, incidir en las zonas más sensibles como la nariz, nuca u orejas. Extiéndela media hora antes de la exposición al sol y repite la operación cada 2 o 3 horas. Si estás en una zona de baño conviene que la crema de protección también sea resistente al agua.

¿Y después del sol?
Como ya hemos remarcado, la piel de bebés y niños es más sensible a las agresiones, por ello después de una exposición al sol debemos reforzar su protección natural con cremas hidratantes que mantengan la piel elástica y cuidada.
Para ello podemos elegir, por ejemplo, la Crema Hidratante de Indrinah® que respeta el pH de la piel del bebé y además ofrece una completa hidratación y nutrición gracias a los extractos naturales de Caléndula, Manzanilla y Aloe Vera. Además está formulada en base acuosa, más fácil de absorber y aplicar, y totalmente libre de tóxicos como perfumes, parabenos, PEG, siliconas o sulfatos.
Es muy recomendable combinar esta crema hidratante con productos de higiene, como champú y gel, elaborados con ingredientes respetuosos con la piel y el medio ambiente como los de Indrinah, que no utilizan perfumes (ingrediente irritante y fotosensibilizante), ni sulfatos (agresivo y contaminante para el medioambiente), ni parabenos, PEG o siliconas.
Lee nuestro artículo en la revista Ebro Innova.